Parecería una verdad indiscutible, pero
debe quedar claro que la planificación es un momento fundamental del
proceso pedagógico de aula. No es posible imaginar que un ingeniero o
arquitecto construya un proyecto sin un plan detallado de acciones. De
igual forma, cuando queremos generar conocimientos significativos en los
estudiantes, se debe organizar claramente todos los pasos por seguir
para asegurar el éxito.
La tarea docente está marcada por
imprevistos. Muchas veces el ánimo de los estudiantes, algún evento
externo o alguna noticia deben motivar la reformulación de la práctica
cotidiana. Precisamente para tener la flexibilidad necesaria, se
requiere que el plan de acción sea claro y proactivo.
La planificación permite organizar y
conducir los procesos de aprendizaje necesarios para la consecución de
los objetivos educativos.
Muchas veces se han visto el proceso y los
instrumentos de planificación únicamente como un requisito exigido por
las autoridades, pero la idea es que el docente interiorice que este
recurso le ayudará a organizar su trabajo y ganar tiempo.
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